Por Pedro Herraiz,
Secretaria De Globalización, Unión Europea y Solidaridad.

De las lecciones aprendidas durante esta pandemia hay dos que, a mi juicio destacan entre otras: el extraordinario valor de lo público y la polarización y el enfrentamiento,  como elementos perturbadores del funcionamiento de las instituciones y que ocupan un lugar central en la acción política del principal partido de la oposición.

Lo público, la intervención del Estado en sentido amplio (CC.AA. Ayuntamientos…), ha resultado determinante. Las medidas del Gobierno para evitar el colapso de la economía: ERTEs, avales y créditos ICO, ayudas directas a autónomos, empresas, moratorias para el pago a la S.Social, además del IMV, han reducido el impacto de la pandemia en la economía y han protegido a los sectores mas expuestos a la exclusión.

Hasta el sector empresarial, con mucha más visión que los partidos que teóricamente lo representan, ha apostado por el “interés general” y se ha sentado a negociar estas medidas con Sindicatos y Administración.

La aprobación del Presupuesto en el Congreso supone un gran paso adelante en la apuesta del Gobierno por lo “público” como eje del crecimiento una vez superada la crisis de la pandemia.

En palabras de Adriana Lastra, nuestra portavoz, “hoy hacemos realidad los presupuestos mas sociales y con uno de los mayores apoyos de la historia”. Una frase que alude a las dos lecciones mencionadas al principio. Porque lejos de la polarización y el enfrentamiento, se ha conseguido, poner de acuerdo a diferentes fuerzas políticas que desde principios, trayectorias y aspiraciones políticas distintas, han coincidido en la defensa del interés general, es decir:: crecimiento sostenible e inclusivo.

El Partido Popular, sin embargo, y aquí viene la segunda lección, no solo no ha ejercido el papel de control y propuesta que le corresponde a la oposición, sino que se ha dedicado a deslegitimar al Gobierno de coalición, llegando a calificar a su Presidente de “dictador”, incumplir preceptos constitucionales, como la renovación del Poder Judicial y a utilizar a las víctimas de la pandemia contra el Gobierno. Este comportamiento socava la confianza de la ciudadanía en las instituciones y genera tensión y enfrentamiento lo que constituye una grave irresponsabilidad política en un partido que se postula como alternativa de gobierno.

A menudo se dice que esta práctica política es solo una “estrategia” para desgastar al gobierno. No se trata de ninguna estrategia. El PP sigue siendo un partido reaccionario a pesar de sus esfuerzos por parecer de centro. Ahí tenemos el último ejemplo con la Ley de Educación.

La posición final de Ciudadanos mareando la perdiz para finalmente votar en contra es un paso mas hacia su irrelevancia y Vox no  pasa de ser el populismo de extrema derecha de toda la vida agazapado hasta ahora en el PP. Paradójicamente los partidos nacionalistas han tenido esta vez mas visión de Estado que la derecha.

No vivimos un momento fácil: en el plano internacional, una globalización desregulada y una Europa post-Brexit que busca su sitio  en medio del enfrentamiento EE.UU .- China y en nuestro país la necesidad de desarrollar un proyecto a largo plazo que permita avanzar en el fortalecimiento del Estado del Bienestar sobre la base de un crecimiento sólido y sostenible.

Los Presupuestos para  2021 responden a ese objetivo: incrementando como nunca las partidas de Sanidad, Educación, Dependencia y pobreza infantil, manteniendo el poder adquisitivo de las pensiones (que se actualizarán conforme al IPC), favoreciendo la cohesión territorial, la investigación civil, la transición energética y la digitalización.

En palabras de la Ministra de Hacienda: “Estos presupuestos piensan en las generaciones futuras y sientan las bases de una España más productiva, más digital, más  inclusiva, más feminista y más justa”.

 

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