Llevan los populares y sus corifeos mediáticos tanto tiempo repitiendo que el Gobierno
de España es ilegítimo que a la vista está que parece que se lo han llegado a creer de
verdad. Lo cierto es que el enrabietamiento de la derecha cuando no gobierna es algo
a lo que deberíamos estar ya acostumbrados, porque lo mismo pasó con Felipe
González o con José Luis Rodríguez Zapatero.
El problema es que cuando salen de España se encuentran con políticos, también
conservadores, que leen otros medios distintos a los incendiarios que controla nuestra
derecha en España e incluso que aceptan los resultados electorales, no como ella.
Su último revés ha sido ver que los “malditos europeos”, en concreto el encargado de
la Comisión Europea que preside la conservadora Ursula Von der Leyen, el lituano
Virginijus Sinkevičius, no les da la razón y le pone pegas a la hora de aceptar que se
cometa la irresponsabilidad medioambiental y la ilegalidad que pretenden perpetrar el
PP y Vox en Doñana contra los tratados de la Unión. Les han dicho que la UE no va a
tragar y han reaccionado protestando airadamente y acusando al ejecutivo
comunitario de haberse puesto “la camisa roja para hacer campaña por Pedro
Sánchez”.
Llevan toda la legislatura haciendo el ridículo en las instituciones europeas y, lo que es
peor, haciendo todo el daño posible a España, desacreditando al país que ha liderado
las medidas en favor del cambio en el mercado eléctrico, el que mejor y más rápido ha
cumplido con las exigencias para recibir los fondos Next Generation, por lo que España
es el primero en recibir los pagos. Incluso han querido poner en duda que España sea
una democracia para disimular así su negativa a perder a “los suyos” en el CGPJ.
Nada les ha valido, claro está, porque en Europa los partidos de la derecha se parecen
muy poco a la que padecemos en España y sobre todo porque su insistencia constante
en la ilegitimidad de que no gobiernen ellos solo les conduce al ridículo ante el resto
de sus socios de la Unión.
Lo que es ilegítimo no es el Gobierno de España sino la ilegalidad flagrante y la
inmoralidad que PP y Vox pretenden perpetrar en Doñana, a sabiendas, además, de
que a los agricultores a los que prometen agua no la tendrán, porque no la hay. El
problema es que en Europa lo saben y tienen autoridad para pararlo. Ese es el último
disgusto del PP, por ahora.
Pedro Barrero